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Errores en la Crianza Respetuosa: No pasa nada, aprendemos juntos. Cada día es una nueva oportunidad para ser nuestra mejor versión


La crianza respetuosa es mucho más que una tendencia o un estilo de crianza; es una filosofía que busca nutrir el vínculo entre padres e hijos desde el amor, el respeto y la empatía. Pero, ¿sabías que la forma en que criamos a nuestros hijos hoy puede tener un impacto profundo en su vida adulta? Estudios científicos han demostrado que los niños que crecen en entornos donde se valida su emocionalidad y se establecen límites claros tienen más probabilidades de desarrollar habilidades como la resiliencia, la inteligencia emocional y la autoconfianza.

Sin embargo, nadie nos entrega un manual al convertirnos en padres. La crianza es un viaje lleno de ensayo y error, y es normal sentir que a veces "fallamos" o que no estamos haciendo lo suficiente. Pero aquí está la clave: no se trata de ser perfectos, sino de estar presentes y dispuestos a aprender. Cada error es una oportunidad para crecer, y cada día es una nueva página en blanco para intentarlo de nuevo.. En este artículo, no vamos a juzgarte ni a señalarte con el dedo. No. Aquí queremos abrazarte, decirte que no estás solo, que todos cometemos errores. Y que esos errores, aunque duelan, son oportunidades para ser mejores, para conectar más profundamente con nuestros hijos y para criar seres humanos emocionalmente fuertes, seguros de sí mismos y, sobre todo, amados.

¿Sabías que los niños que crecen en entornos donde se les permite expresar sus emociones libremente tienen un 40% más de probabilidades de desarrollar habilidades sociales sólidas en la adultez? Esto se debe a que aprenden a gestionar sus emociones de manera saludable, lo que les permite construir relaciones más significativas y duraderas.


1. No validar los sentimientos de nuestros hijos: Cuando sus lágrimas nos duelen, pero no sabemos qué hacer Imagina esto: tu hijo llega llorando porque perdió su juguete favorito. Y tú, en un intento por calmarlo, le dices: "No es para tanto, no llores". O tal vez, en medio de una rabieta, le sueltas un "Deja de llorar, no es nada grave". Y en ese momento, sin querer, le estás diciendo que sus emociones no importan. Que lo que siente no es válido.

¿Por qué es un error? Porque cuando minimizamos o ignoramos sus emociones, les enseñamos a esconderlas, a guardarlas en un rincón de su corazón. Y eso, con el tiempo, puede convertirse en una carga pesada. Puede hacer que se sientan incomprendidos, que duden de sí mismos y que tengan dificultades para expresar lo que sienten en el futuro.

¿Cómo solucionarlo?Empieza por validar. Por mirar a los ojos a tu hijo y decirle: "Entiendo que estés triste. Es normal sentirse así cuando perdemos algo que nos gusta". O tal vez, cuando esté enojado porque no quiere irse del parque, prueba con: "Veo que estás enfadado. Sé que es difícil irse cuando nos divertimos tanto".

No se trata de resolverles todo, sino de acompañarlos. De hacerles saber que sus emociones, todas, son válidas. Que está bien sentirse triste, enojado, frustrado o feliz. Que tú estás ahí, para abrazarlos, para escucharlos, para entenderlos.

Los niños cuyos padres validan sus emociones tienen un 40% más de probabilidades de desarrollar inteligencia emocional. Y eso, querido padre o madre, es un regalo que les durará toda la vida.

2. Decir "no" en exceso: Cuando el "no" se convierte en un muro ¿Cuántas veces al día dices "no"? "No corras", "No toques eso", "No grites", "No, no, no". Y aunque muchas veces lo hacemos con la mejor intención, el "no" constante puede convertirse en un muro que separa a nuestros hijos de nosotros.

¿Por qué es un error? Porque el "no" repetido sin explicación puede generar frustración, resistencia y, sobre todo, desconexión. Los niños no entienden por qué no pueden hacer algo, solo escuchan una negativa tras otra. Y eso puede hacer que se sientan limitados, sin libertad para explorar y aprender.

¿Cómo solucionarlo? Prueba con alternativas que expliquen el porqué. En lugar de "No corras", di: "Camina despacio, por favor, para que no te lastimes". En lugar de "No toques eso", prueba con: "Eso no es seguro, mejor juguemos con esto otro"

No se trata de dejar de poner límites, sino de hacerlo con amor y comprensión. De explicarles el porqué de las cosas, de guiarlos en lugar de simplemente prohibirles.


3. Comparar con otros niños: Cuando las comparaciones hieren el alma ¿Por qué no eres ordenado como tu hermano?", "Mira cómo tu amigo se porta bien", "¿Cuándo vas a ser tan aplicado como tu prima?". Frases que, aunque las decimos sin mala intención, pueden dejar heridas profundas en el corazón de nuestros hijos.

¿Por qué es un error? Porque las comparaciones hacen que los niños sientan que no son suficientes. Que deben ser como alguien más para ser amados o aceptados. Y eso, querido padre o madre, es una carga demasiado pesada para sus pequeños hombros.

¿Cómo solucionarlo? Enfócate en las fortalezas individuales de tu hijo. En lugar de compararlo, celebra lo que lo hace único. Por ejemplo, en lugar de "¿Por qué no eres ordenado como tu hermano?", di: "Me encanta cómo te esfuerzas en otras cosas, como dibujar. ¿Qué tal si practicamos juntos para ser más ordenados?".

4. Usar palabras inadecuadas al comunicarnos: Cuando las palabras lastiman más que los golpes Eres un desastre", "Nunca haces caso", "¿Por qué no te portas bien?". Frases que, en un momento de frustración, pueden salir de nuestra boca sin pensar. Pero esas palabras, aunque las decimos en un arrebato, pueden quedarse grabadas en el corazón de nuestros hijos.

¿Por qué es un error? Porque las palabras tienen poder. Pueden construir o destruir. Y cuando usamos un lenguaje negativo, les estamos diciendo a nuestros hijos que no son lo suficientemente buenos. Que hay algo malo en ellos.

¿Cómo solucionarlo? Usa un lenguaje constructivo. En lugar de "Eres un desastre", di: "Veo que hay muchos juguetes en el suelo. ¿Qué tal si los recogemos juntos?". En lugar de "Nunca haces caso", prueba con: "A veces me cuesta que me escuches. ¿Podemos trabajar en eso juntos?".

Los niños que reciben un lenguaje positivo y alentador tienen un 50% más de probabilidades de desarrollar una mentalidad de crecimiento. Porque cuando les hablamos con amor, les damos alas para volar.

5. No establecer límites claros: Cuando la falta de límites genera caos A veces, por miedo a ser demasiado estrictos o a que nuestros hijos nos dejen de querer, evitamos poner límites claros. Pero la falta de límites no es libertad, es confusión.

¿Por qué es un error? Porque los niños necesitan límites para sentirse seguros. Sin ellos, pueden sentirse perdidos, ansiosos y con dificultades para autorregularse.

¿Cómo solucionarlo? Establece reglas claras y consistentes. "En esta casa, recogemos los juguetes antes de dormir". "Usamos palabras amables para hablar con los demás". Y hazlo con amor, explicando el porqué de cada regla.


Un abrazo para ti, padre o madre que estás haciendo lo mejor que puedes

Cometer errores en la crianza es parte del proceso. Es humano. Y lo más importante no es ser perfectos, sino estar dispuestos a aprender, a crecer y a amar cada día un poco más.

Cada día es una nueva oportunidad para conectar con nuestros hijos, para validar sus emociones, para establecer límites con amor y para usar un lenguaje que los empodere. No te juzgues por los errores del pasado. Enfócate en lo que puedes hacer hoy para ser la mejor versión de ti mismo como padre o madre.

Porque al final del día, lo que más importa no es la perfección, sino el amor. Y tú, querido padre o madre, ya estás dando lo más importante: tu corazón.


 
 
 

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